Todos creían que el policía asesino había muerto, pero volvió a sembrar el pánico en toda Nueva York. El fantasma regresó y se ha autonombrado juez, jurado y verdugo.
Ben Healy es un yuppie que trabaja para su padre Big Ben, un tiránico distribuidor de material deportivo. A Ben le encantaría tener un hijo, pero su mujer Flo es incapaz de concebirlos. Ben utilizará al poco escrupuloso agente Igor Peabody, el cual les presentará a un curioso y extremadamente revoltoso muchacho de siete años que ha sido devuelto treinta veces al orfanato a causa de su carácter incorregible, y al que ni siquiera las monjas desean cuidar de él.
Un maníaco asesino comienza a asesinar policías en Nueva York. El principal sospechoso es Jack Forrest, un agente del cuerpo con fama de ser problemático. Sin embargo, cuando su superior, el teniente McCrae, es encontrado muerto Jack decide ocuparse del caso. Para ello cuenta con la ayuda de su novia y de otro agente que trabaja de incógnito. Entre tanto, alguien sigue asesinando a policías.
Daniel y el señor Miyagi viajan a Okinawa, a la pequeña aldea en la que el anciano nació y de la que tuvo que marcharse por un asunto de honor. Su padre está gravemente enfermo y quiere verlo, pero también le espera su antiguo amor de juventud. La llegada del señor MIyagi reabre unas heridas que el tiempo y la distancia parecían haber borrado.