En el Londres victoriano, la vida de Amy Dorrit es un reflejo de la pobreza y el abandono. Nacida y criada en el lúgubre ambiente de la prisión de Marshalsea, donde su padre vive encarcelado por deudas, Amy ha aprendido a sobrevivir con gracia en medio de la miseria. Su bondad y su espíritu indomable la convierten en el pilar de su familia, incluso mientras se enfrenta a la desdicha que los rodea.