En un Dublín de la década de 1930, el pequeño Christy Brown nace con parálisis cerebral, lo que lo condena a un cuerpo que no le obedece, dejándolo prácticamente incapaz de moverse. A pesar de las dificultades, la tenaz familia Brown nunca pierde la esperanza, impulsando a Christy a comunicarse y a explorar el mundo que lo rodea. Con el apoyo inquebrantable de su madre y el aliento de sus hermanos, comienza a encontrar su voz —no a través del habla, sino a través de su pie izquierdo.