En esta divertida secuela, Deloris Van Cartier, una ex cantante de cabaret convertida en monja, se encuentra disfrutando de su vida tranquila en el convento de San Catalina. Sin embargo, la paz se ve interrumpida cuando el colegio de la zona enfrenta problemas financieros serios. El futuro del centro educativo está en juego, y Deloris no puede quedarse de brazos cruzados. La Madre Superiora la convence de que regrese a las andadas, no solo para ayudar a salvar el convento, sino también para inspirar a un grupo de jóvenes estudiantes que atraviesan dificultades.