Después de caer en una trampa y cumplir una condena por el supuesto homicidio de su esposo, Libby decide matar a su "difunto" marido de una vez y para siempre.
Un grupo de terroristas sin pasaporte liderados por el exagente de la CIA Joshua Foss (Powers Boothe) toma como rehenes a los ocupantes del palco de honor del partido decisivo por la Stanley Cup de hockey sobre hielo, entre los que se encuentra el vicepresidente de los Estados Unidos. Amenazan con volar el estadio a la conclusión del encuentro si no son transferidas unas grandes sumas de dinero a sus cuentas bancarias.