El plan era impecable, se ejecutó a la perfección y tenían libre la vía de escape. El único factor de riesgo que la mente maestra del crimen Charlie Croker no pudo prevenir procedía de uno de los miembros de la banda, que estaba formada por su contacto interno Steve, el genio de los ordenadores Lyle, el conductor Rob, el experto en explosivos "Oído izquierdo" y el veterano reventador de cajas fuertes John Bridger.