Tras estrellar el vehículo de la empresa, Danny y Wheeler, dos vendedores de una bebida energética, son arrestados y condenados a realizar ciento cincuenta horas de servicio a la comunidad y deben ocuparse de un adolescente antisocial.
Deuce (Rob Schneider), un limpiador de peceras ingenuo y de buen corazón, creía que su carrera de gigoló había terminado. Pero cuando se veía lejos de todo aquello, es tentado a regresar a su increíble profesión de 'placer pagado'. Hicks (Eddie Griffin), su antiguo proxeneta, se ve implicado en los asesinatos de los gigolós más prestigiosos de Europa. Deuce se ve obligado a regresar como espía de incógnito para limpiar el nombre de su gran amigo.