Después de trabajar durante años como cartero, Wilson Daniels (Fred MacMurray) considera a los perros sus peores enemigos. La situación se hace dramática cuando, por arte de un encantamiento oculto en un anillo, su hijo Wilby se transforma en un perro pastor.
En plena Guerra de Secesión (entre 1861 y 1865) los ciudadanos norteamericanos tenían que ver tragedias y sucesos inolvidables. En la ciudad de Atlanta, un niño presencia cómo un grupo de soldados de la Unión asesinan a su madre e incendian su casa ante sus ojos impotentes. El hecho le ha dejado completamente traumatizado y ha perdido el habla. Una vez que ha terminado el conflicto, su padre (Alan Ladd, un ex-soldado del bando confederado, decide llevarle a un largo viaje a través del país para encontrar un doctor que pueda curar su mudez repentina.
Jim Garry, un jinete solitario, tiene un encuentro fortuito con John Lufton y sus hombres. Lufton recela de él, creyendo que es uno de los pistoleros que está reclutando Tate Riling, un desalmado especulador que codicia el ganado de Lufton. Garry y Riling son viejos colegas y efectivamente Riling pretende contratar a Garry para llevar a cabo sus planes. Riling, además, se ha encargado de manipular a Carol, una de las hijas de Lufton; la otra, en cambio, la aguerrida Amy, se enamora de Garry, quien no tardará en enfrentarse con su antiguo amigo.