En el corazón de la turbulenta corte inglesa del siglo XVI, el rey Enrique VIII se encuentra atrapado entre sus deseos personales y las exigencias de un reino que se tambalea. Interpretado magistralmente por Charles Laughton, el monarca es un hombre apasionado, lleno de caprichos, pero también profundamente inseguro en su búsqueda de un heredero que asegure la continuidad de su dinastía.