La acción transcurre en el siglo XIX. Dos marineros, cuyo barco acaba de naufragar, encuentran refugio en una isla desierta habitada por caníbales. Cuando uno de ellos desaparece, el otro, para salvar la vida, decide huir de ese lugar.
Matt Calder (Robert Mitchum) llega a un campamento minero para hacerse cargo de su hijo de nueve años, Mark, y agradecer a Kay (Marilyn Monroe), la cantante del saloon, que le haya cuidado. Padre e hijo se dirigen a la granja que ha comprado junto a un caudaloso río pero su tranquilidad es interrumpida por la llegada de Kay, acompañada de Weston, un jugador profesional que huye con los caballos dejándoles indefensos ante el ataque de los indios. Su única salida es huir en la balsa que, a duras penas, resiste el envite de las aguas bravas.
El abogado James Curtayne (Spencer Tracy), que está superando su adicción al alcohol y que se ha retirado del ejercicio de la abogacía, decide volver para defender a John O'Hara (James Arness) de una acusación de asesinato.