En un oscuro y frío San Petersburgo del siglo XIX, un joven estudiante llamado Raskolnikov lucha con la desesperación y la alienación que lo envuelven. Asolado por sus ideales nihilistas, decide llevar a cabo un plan macabro: asesinar a una usurera que cree que es una parásito de la sociedad, convencido de que su muerte podría liberar a otros de su opresión. Sin embargo, lo que inicia como un acto racional se transforma en una espiral de culpa y paranoia. A medida que se adentra en su juego mortal, la angustia emocional y moral lo persigue como una sombra.