Cuando la economía de un pequeño ducado europeo se ve amenazada, al pequeño país no se le ocurre otra solución que declarar la guerra a los Estados Unidos de América.
En la universidad de Dunsfield, el profesor Donald Blake recibe de Madagascar un espécimen de celacanto, un pez que se creía extinguido desde hacía más de 50 millones de años. Poco después, el terror se apodera del campus. Un perro dócil parece rabioso, aparece una libélula gigante y tiene lugar un crimen salvaje...
Scott Carey (Grant Williams) navega con su mujer en una lancha motora y, mientras ella va a buscar una cerveza, se ve envuelto en una extraña nube. Unos meses después, empieza a notar extraños cambios en su cuerpo: poco a poco va perdiendo peso y altura hasta hacerse casi invisible. A partir de entonces, su vida será una pesadilla, una lucha constante por la supervivencia, en la que lo cotidiano (un gato, una araña) representa para él una amenaza mortal que sólo su ingenio puede conjurar.
Un científico aparece muerto con extrañas deformidades en la cabeza. Este hecho hará que el sheriff y el médico del pueblo consulten la causa con un eminente doctor. Al no estar de acuerdo con las explicaciones del doctor, el médico se persona en su laboratorio el día que el doctor recibe a una ayudante. El doctor explica que se está dedicando a producir una sustancia alimenticia para combatir el hambre en el mundo, pero el caso es que aplicada en los animales les ocasiona un rapidísimo y asombroso crecimiento
gran valor a nivel científico. Un grupo de expedicionarios se prepara para llegar al lugar donde se encuentran los fósiles. Marc Williams y David Reed son los dos expertos buceadores e ictiólogos imprescindibles para acometer esta expedición que completan al margen de guías nativos, el doctor Adams y la bella Kay. Ésta última había obtenido un puesto como investigadora merced al apoyo mostrado por el ambicioso Marc.