Años treinta. Narra las vicisitudes de un huérfano sudafricano, PK, que tiene que abandonar su granja y la tribu de los zulúes con los que se había criado.
La familia de Fievel decide volver a mudarse. Los Estados no resultan todo lo buenos que ellos esperaban, así que deciden ir a un destino algo más cálido: al lejano Oeste, en donde los gatos y los ratones son amigos. Por supuesto, Fievel no termina de creerse todo este cuento, y más tras escuchar la conversación que un grupo de gatos mantiene en el tren rumbo al oeste: los gatos no son en absoluto amistosos, sólo quieren confiar a los ratones para que, cuando menos se lo esperen puedan llenar sus estómagos.
Un ángel canino, Charlie, se escabulle de vuelta a la tierra desde el cielo pero termina haciendo amistad con una niña huérfana que puede hablar con los animales. En el proceso, Charlie aprende que la amistad es el regalo más celestial de todos.