En el sur de Estados Unidos, a finales del siglo XIX, la vida de Helen Keller, una niña que quedó ciega y sorda debido a una enfermedad, parece un laberinto de soledad y frustración. Sus padres, desesperados por ayudarla, están a punto de rendirse frente a su aparente incapacidad para comunicarse. La pequeña vive en un mundo de sombras y silencios, incapaz de vincularse con quienes la rodean, lo que la lleva a una serie de arrebatos violentos y a una atmósfera de tensión en el hogar familiar.