En esta intrigante cinta japonesa de 1978, seguimos la historia de una joven llamada Yuki que, después de sufrir la pérdida de su amado bajo circunstancias trágicas, se sumerge en un mundo de desolación y obsesión. Yuki, interpretada con una profundidad melancólica, se encuentra atrapada entre la vida y la muerte, incapaz de dejar atrás el dolor que le ha dejado la partida de su pareja. En su búsqueda por encontrar el significado de su desconsuelo, comienza a experimentar fenómenos extraños y visiones de su amante, lo que la lleva a la delgada línea entre la realidad y la locura.
Con el paso del tiempo, la vida de Yuki se complica. Se involucra con un grupo de artistas marginales que intentan capturar su sufrimiento a través de obras de arte provocativas y escalofriantes. Cada encuentro con ellos la arrastra más hacia un estado de vulnerabilidad y desasosiego, mientras luchan contra sus propios demonios. La película es una mezcla cautivadora de romance gótico y un estudio profundo sobre la pérdida y la obsesión.
A medida que la trama avanza, Yuki se ve forzada a confrontar no solo sus recuerdos de amor, sino también su propia identidad y la naturaleza de la vida misma. Este viaje emocional culmina en un clímax impactante que lleva a los espectadores a cuestionar lo que significa realmente aferrarse a algo que se ha perdido, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva del cine japonés.