En un pequeño pueblo alemán, la vida transcurre con la monotonía típica de la posguerra, donde los ecos del conflicto aún resuenan en la mente de sus habitantes. En medio de esta atmósfera cargada, un joven artista llamado Peter lucha por encontrar su lugar en un mundo que parece haber olvidado el valor del arte y la expresión. Atraído por una misteriosa escultura de un caballero de piedra, Peter comienza a obsesionarse con la idea de que esta figura es capaz de cobrar vida.
Mientras se sumerge más en su arte, Peter entabla una extraña relación con la escultura, llegando a tener visiones y sueños donde el caballero le habla. Intrigado y atormentado, el artista se embarca en un viaje introspectivo, enfrentándose a sus demonios internos y cuestionando su propio propósito. Al mismo tiempo, la escultura comienza a influir en su entorno, provocando cambios sutiles en el comportamiento de los habitantes del pueblo.
La narración, cargada de simbolismo, combina la lucha del individuo contra la desesperanza y la búsqueda de significado en un mundo que ha perdido su rumbo. Con un enfoque en la conexión entre el arte y la realidad, el film introduce una atmósfera casi onírica que hace que los límites entre el plano tangible y el mundo espiritual se difuminen, llevando al espectador a reflexionar sobre el poder transformador del arte. Así, se construye una historia que explora la dualidad entre la creación y la destrucción, mientras el protagonista lucha por redescubrir su voz en un mundo que parece querer asfixiarla.