En una ciudad europea que se asemeja a un abismo de intolerancia y xenofobia, el clima social se vuelve cada vez más hostil para la comunidad judía. La historia sigue a un médico judío, un hombre sensato y compasivo, que se da cuenta del creciente antisemitismo que rodea a su hogar y su profesión. A medida que la presión aumenta, se ve obligado a enfrentarse a una terrible decisión cuando la ciudad decide implantar un decreto que obliga a todos los judíos a abandonar el lugar.
La narrativa profundiza en el impacto de esta decisión no solo en la comunidad judía, sino también en los habitantes que permanecen. La vida de todos se ve alterada: el amor florece y se desmorona, las amistades se ponen a prueba y la ciudad, que una vez fue un lugar vibrante, comienza a oscurecerse. A medida que los judíos son expulsados, la sociedad se enfrenta a una inminente decadencia, perdida entre la indiferencia y la culpa.
Con un estilo visual que evoca la Alemania de Weimar, y una trama cargada de simbolismo, la película transita por temas de humanidad, envidia, y la lucha por la identidad. La atmósfera se vuelve opresiva y melancólica, llevando al espectador a reflexionar sobre las repercusiones de la intolerancia. ¿Puede una ciudad realmente prosperar si priva a una parte fundamental de su gente? A medida que las luces se apagan en las calles, el eco de las preguntas resuena, dejando una sensación de inquietud y tristeza.