La historia se despliega en un ambiente de una comunidad tranquila, donde todos parecen cumplir con las normas a rajatabla. Sin embargo, la llegada de un nuevo inquilino a un edificio de apartamentos destapa una serie de eventos inesperados que alteran la rutina de los residentes. El protagonista, un ingeniero que busca un hogar, se convierte en el blanco de miradas críticas y susurros ocultos. A medida que intenta adaptarse a su nuevo entorno, se topa con la rigidez de las normas sociales y las curiosas costumbres de sus vecinos, quienes parecen tener un miedo irracional a cualquier cosa que altere su orden.
Entre la sátira y la comedia, la película caricaturiza la burocracia y los convencionalismos de la sociedad soviética. Cada intento del protagonista por integrarse es frustrado por la paranoia de sus vecinos, quienes ven cualquier gesto como una posible amenaza a su tranquilizante rutina. A lo largo de la trama, se desarrollan personajes entrañables, desde la estricta administración del edificio hasta los vecinos más excéntricos, todos dispuestos a proteger su zona de confort a toda costa.
Con un humor absurdo y mordaz, la película no solo entretiene, sino que ofrece una reflexión sobre las relaciones humanas y el miedo al cambio. La tensión entre la necesidad de pertenencia y la presión de las normas sociales se convierte en el hilo conductor de esta divertida y provocativa aventura, dejando a la audiencia riendo, pero también pensando sobre lo que realmente significa ser parte de una comunidad.