En un apacible día soleado, Donald Duck se encuentra disfrutando de un merecido descanso en su casa. Pero, como suele sucederle, la tranquilidad dura poco cuando su travieso perro Pluto decide hacer de las suyas. Mientras Donald se relaja, Pluto comienza a jugar con un frisbee, lanzándolo por toda la casa y provocando un verdadero caos. Como si fuera un imán para el desastre, Pluto termina rompiendo varias cosas, desde macetas hasta un retrato familiar, todo mientras Donald intenta desesperadamente mantener el control de la situación.
La situación se intensifica cuando Donald decide que ha tenido suficiente y decide enseñarle a Pluto una lección. Inicia una serie de intentos cómicos para disciplinar a su fiel compañero, pero las cosas no salen como esperaba. En lugar de lograr que Pluto se comporte, sus esfuerzos solo generan más líos y malentendidos entre ambos. Con gags visuales que van desde lo absurdo hasta lo entrañable, la dinámica de la relación entre Donald y Pluto se pone a prueba.
Entre risas y situaciones hilarantes, los protagonistas nos muestran el vínculo especial que tienen gracias a sus diferencias y la inevitable posibilidad de la redención. Al final, la amistad entre ellos se reafirma, demostrando que incluso las travesuras más molestas pueden fortalecer los lazos. Una encantadora historia que combina diversión, ternura y un poco de locura en el camino.