En un soleado día de noviembre, Charlie Brown enfrenta el dilema de qué hacer para celebrar el Día de Acción de Gracias. Con toda la presión de sus amigos, decide organizar una cena especial en su casa. Sin embargo, las cosas no salen exactamente como él esperaba. Con la ayuda de su amiga Sally y el siempre optimista Snoopy, Charlie se prepara para ofrecer un banquete peculiar: esto incluye palomitas de maíz, galletas de mantequilla y, por supuesto, un montón de comida para el intrépido perrito.
A medida que la cena avanza, los amigos de Charlie Brown llegan con diferentes expectativas. Peppermint Patty, un poco desubicada y convencida de que ha sido invitada a una gran cena, se sorprende al ver el auténtico festín que Charlie ha preparado. Entre risas y malentendidos, los personajes descubren el verdadero significado de la amistad y la gratitud.
A lo largo de la película, se entrelazan momentos cómicos y momentos de reflexión que resaltan la simplicidad de las celebraciones familiares. Charlie, con su buena voluntad, nos recuerda que a veces lo más importante no es la comida, sino estar rodeado por aquellos que realmente importan. Con un bonito mensaje sobre la aceptación y el valor de compartir, este entretenimiento clásico captura la esencia del espíritu festivo, brindando a los espectadores una experiencia entrañable y humorística que perdura en el tiempo.