En un mundo donde las normas sociales y la moral tradicional están en constante cuestionamiento, una serie de personajes excéntricos se reúnen en un ambiente de fiesta y desenfreno. La película nos lleva a un rincón bohemio, repleto de colores vibrantes y una atmósfera cargada de sensualidad, donde el arte y el deseo fluyen como el vino. Mientras esta pandilla de creativos y marginados navega por sus propias obsesiones, se enfrentan a una lucha de identidades y a una tollera social que los empuja hacia los márgenes.
A medida que la trama avanza, vemos cómo cada uno de ellos lidia con sus propias ansias y miedos, a menudo manifestados a través de coreografías y escenas surrealistas que desafían las convenciones. El caos y la risa están a la par con elementos de confrontación, donde la sexualidad y la identidad de género se exploran sin tapujos. Su narrativa, que a menudo parece más un collage de momentos que una historia lineal, se convierte en un carnaval de energías frenéticas que empujan los límites de lo que es aceptado.
Con un enfoque audaz y provocativo, los personajes se encuentran atrapados en su juego de seducción e insatisfacción, abriendo un diálogo sobre el arte, la libertad y la lucha contra los prejuicios. Mientras la locura se desata, los espectadores son llevados a reflexionar sobre la naturaleza del deseo y la belleza en lo grotesco, dejando una huella indeleble en quienes se atreven a mirar.