En una soleada mañana en Los Ángeles, la vida de un joven llamado Peter se ve interrumpida cuando recibe una citación para servir como jurado. Sin embargo, lo que debería ser una experiencia común y aburrida se convierte en una serie de locuras inesperadas. Desde el primer día en el tribunal, Peter se da cuenta de que no todo es tan serio como parece. El caso es de lo más peculiar: un extraño conflicto entre vecinos que involucra un perro y un jardín arruinado. A medida que se desarrolla el juicio, Peter y sus compañeros jurados, cada uno con su propia personalidad, se ven envueltos en situaciones absurdas y cómicas.
Mientras el caso se complicaba y los testimonios se volvían cada vez más disparatados, Peter se convierte inesperadamente en el líder del grupo, creando una conexión única con sus compañeros. Con un enfoque ligero pero mordaz, él trata de llevar un poco de sentido común a la caótica situación del tribunal. Pero no solo se trata del juicio; a medida que avanza la trama, Peter también explora sus propias inseguridades y dilemas personales, dejándonos ver su crecimiento a lo largo del proceso.
Entre las risas, los malentendidos y la camaradería, el espectador se enfrenta a la realidad del sistema judicial y la importancia de la ciudadanía activa. Con un toque de humor y una buena dosis de locura judicial, esta película nos recuerda que, a veces, la vida real puede ser más divertida que cualquier ficción.