En un mundo donde la historia y la comedia se entrelazan, conocemos a un rey que, a pesar de su aparente grandeza, se siente atrapado en las convenciones de su propia corte. Dagobert, regente de los francos, es un monarca excéntrico que se preocupa más por el bienestar de su pueblo que por las intrigas palaciegas. Sin embargo, su enfoque despreocupado de la vida lo lleva a tomar decisiones cuestionables, muchas de las cuales son más cómicas que sabias.
Un día, mientras intenta promover la paz y la prosperidad, el rey decide llevar a cabo una serie de reformas que desafían las antiguas tradiciones. Esto no solo provoca el descontento entre sus consejeros y nobles, quienes ven sus acciones como una amenaza a su poder, sino que también lo embarca en una serie de hilarantes y disparatadas aventuras. La historia toma un giro inesperado cuando Dagobert, acompañado de su fiel escudero, se ve obligado a huir del palacio para vivir como un plebeyo.
A medida que la trama avanza, el rey se encuentra con varios personajes entrañables, cada uno aportando una lección sobre la vida y la verdadera felicidad. Con su estilo ligero y un sentido del humor que desafía la lógica de la realeza, la película nos recuerda que a veces, la verdadera grandeza no reside en una corona, sino en el corazón de un rey que elige el amor y la risa por encima del poder. En su búsqueda de autenticidad, Dagobert nos muestra que todos podemos encontrar nuestra propia forma de reinar.