En una remota y desolada isla japonesa, vive un matrimonio que se enfrenta a la dura realidad de la existencia. Sumidos en la humildad y la dependencia del mar, pasan sus días pescando y recolectando lo que la naturaleza les ofrece. La vida es dura y, a menudo, solitaria, pero su amor y determinación los mantienen unidos. Sin embargo, un desafortunado accidente pone a prueba su vínculo: su hijo enferma gravemente y la pareja debe luchar contra el destino para salvar al pequeño, a la vez que lidian con su propio sufrimiento.
A medida que la historia avanza, se revela la profunda conexión entre los protagonistas y la tierra que habitan. El paisaje árido se convierte en un personaje más, un recordatorio constante de sus limitaciones e impotencias. Con cada intento de buscar ayuda, enfrentan la injusticia y la indiferencia del mundo exterior, lo que les lleva a cuestionar sus creencias y prioridades.
La magnífica fotografía capta la esencia de una vida simple y brutalmente hermosa, donde cada ola y viento que sopla parece llevar consigo un eco de sus sueños. En medio de este ciclo de esperanza y desesperación, la pareja queda atrapada entre el deseo de un futuro mejor y la aceptación de su realidad. Con una narrativa cargada de simbolismo y emotividad, esta obra maestra del cine japonés desafía al espectador a reflexionar sobre la lucha humana por la supervivencia, el amor y la pérdida en un mundo implacable.