En la década de 1940, un enérgico sacerdote, el padre Flanagan, se dedica a transformar la vida de niños huérfanos y marginados en una institución conocida como Boys Town. A pesar de la adversidad y las dificultades económicas, su amor y dedicación son contagiosos, atrayendo a muchos al orfanato. La película sigue la historia de algunos de estos chicos, entre ellos un joven rebelde llamado Whitey, que lucha con su propio pasado pero pronto encuentra en el padre Flanagan una figura paternal que nunca tuvo.
Mientras Whitey navega los conflictos internos que lo empujan hacia la delincuencia, el padre Flanagan busca darles a todos sus protegidos una segunda oportunidad en la vida. A medida que los chicos enfrentan desafíos como la falta de educación y el rechazo de la sociedad, el sacerdote se convierte en un faro de esperanza y resiliencia. Sin embargo, la vida en Boys Town no es perfecta y surgen dilemas que ponen a prueba los ideales de Flanagan.
La historia se despliega en un entorno emocionalmente cargado, donde el poder del amor, la camaradería y el sacrificio se entrelazan. Con su enfoque en la redención y la importancia de una comunidad unida, el padre Flanagan se convierte en un símbolo de lucha contra los obstáculos, inspirando a los jóvenes a ser mejores versiones de sí mismos. La película es una celebración de la fe y la posibilidad de cambio, dejando una huella profunda en todos los que entran en contacto con Boys Town.