En el bullicioso Londres de la posguerra, un joven huérfano llamado Edward vive en las calles, buscando tesoros entre la basura del Támesis. Su vida cambia cuando se encuentra con la reina Victoria, una monarca cuyo corazón está endurecido por la tristeza y la soledad. Edward, con su espíritu indomable y su vivacidad, consigue captar la atención de la reina al contarle historias sobre su vida, sus sueños y las miserias que ha enfrentado en su corta existencia.
A medida que los dos desarrollan una inusual amistad, Edward se convierte en el reflejo de la humanidad que la reina ha perdido. Con cada encuentro clandestino, él le recuerda lo que significa ser vulnerable y compasivo en un mundo donde la disciplina del deber y la realeza han tomado la delantera. Sin embargo, su relación es amenazada por las estrictas normas de la corte y los nobles que rodean a Victoria, que ven con malos ojos esta inusual conexión.
El joven mustia se enfrenta a constantes desafíos, desde la falta de alimento hasta las presiones de un sistema que busca separarlos. A través de su valentía, el chico logra inspirar cambios tanto en su propia vida como en la de la reina, enseñándole a ver el mundo con ojos nuevos y a recordar que incluso aquellos que están en las posiciones más altas pueden aprender de los que menos tienen. Con un trasfondo emotivo, esta historia es un recordatorio sobre la pureza en la amistad y el poder del amor desinteresado.