En una bulliciosa ciudad, donde la vida nocturna nunca descansa, un grupo de peculiares personajes se encuentra unido por la inusual rutina del tribunal de la noche. La historia gira en torno a un juez carismático y algo excéntrico, quien se enfrenta a un desfile de casos estrafalarios mientras la oscuridad envuelve la sala del tribunal. A medida que las horas avanzan, las situaciones ridículas y cómicas se multiplican: desde un ladrón de gallinas que insiste en que son sólo "pollos de compañía" hasta una anciana que reclama una indemnización porque su gato fue llamado "miau" en tono despectivo.
El equipo del tribunal está compuesto por un variado elenco de personajes: una astuta abogada que intenta mantener el orden, un abogado defensor que parece más interesado en conseguir un café que en la justicia, y un simpático secretario que se convierte en el nexo de todas las locuras que se viven cada noche. Lo mejor de toda la situación es que, a pesar del caos, los casos absurdos parecen tener un fondo de verdad y humanidad, lo que hace que el juez reflexione sobre su propio papel en la sociedad.
Mientras el reloj avanza hacia la medianoche, las risas, los giros inesperados y los momentos tiernos se entrelazan en esta misteriosa velada judicial. La película destaca la belleza del caos y nos recuerda que, a veces, en los lugares más inesperados, se pueden encontrar lecciones valiosas sobre la vida y la comprensión humana. El tribunal de la noche no es sólo un lugar para resolver conflictos; es un reflejo de la sociedad misma.