En un giro inesperado del destino, un hombre común llamado Jerry Landers se encuentra cara a cara con la divinidad. Jerry es un gerente de tienda de comestibles en Los Ángeles, llevado por la rutina y el escepticismo, cuando un día recibe una visita peculiar: Dios, encarnado en la figura de un entrañable y carismático hombre mayor, se presenta ante él con la misión de demostrar que todavía tiene un lugar en el mundo moderno.
Dios, interpretado por el gran George Burns, se propone hacer de Jerry su portavoz y tiene un mensaje simple pero profundo que compartir con la humanidad. A medida que Jerry se ve arrastrado a la aventura divina, se enfrenta a la incredulidad de sus amigos, familiares y el mismo mundo, que no puede creer que un hombre común tenga una conexión directa con lo sagrado. Con el humor absurdo que caracteriza a los clásicos de los 70, Jerry empieza a luchar con sus propias dudas y la presión de ser el elegido.
Con un toque de comedia y un mensaje lleno de fe, la historia se desarrolla mientras Jerry intenta descubrir su lugar y la verdad detrás de la existencia. La película nos lleva a un viaje hilarante, pero a la vez reflexivo, acerca de la fe, la duda y la búsqueda de significado en un mundo que a menudo parece desprovisto de esperanza. La relación entre Jerry y Dios se convierte en un recordatorio de que a veces, lo que más buscamos está más cerca de lo que pensamos.