En un mundo marcado por la tragedia y la pérdida, una joven y su hermano menor se embarcan en un viaje lleno de incertidumbre y desolación. Tras la desaparición de su madre, ambos niños dejan atrás su hogar en busca de respuestas y, tal vez, algún atisbo de esperanza. Sus pasos los llevan a través de un paisaje desolador, donde la bruma se convierte tanto en un símbolo de su confusión como en una frontera difusa entre la realidad y la ilusión.
Mientras atraviesan la oscuridad y el silencio de su entorno, se encuentran con recuerdos de la vida que han dejado atrás, así como con figuras misteriosas que surgen entre las sombras. La vulnerabilidad de los niños se enfrenta a la crueldad del mundo adulto, un contraste que explora la pérdida de la inocencia y el dolor que autolimitantes pueden ser los lazos familiares. La relación entre los hermanos se convierte en un hilo conductor de fuerza en medio del caos, y el amor que se profesan se presenta como un refugio en su búsqueda de la verdad.
A medida que los días se convierten en semanas, los niños deben confrontar sus propios temores y traumas mientras navegan por un paisaje emocional y físico tan sombrío como fascinante. La historia se despliega con una atmósfera poética, dejando al espectador reflexionando sobre la fragilidad de la existencia y el poder del amor en tiempos de desolación.