En una elegante casa de Nueva York, dos parejas de padres se reúnen para discutir un conflicto entre sus hijos: un pequeño altercado en el parque que dejó a uno de los niños con un diente roto. La intención inicial es mantener un diálogo civilizado y resolver el problema de manera madura. Sin embargo, a medida que avanza la conversación, las tensiones empiezan a burbujear, revelando no solo las personalidades opuestas de cada uno, sino también los defectos y rencores que esconden.
Nancy y Alan, una pareja de clase alta, intentan mantener la compostura, pero las diferencias en sus enfoques y su propia vida emocional se convierten en el centro del conflicto. Por otro lado, Penélope y Michael, menos refinados y un tanto más directos, empiezan a desafiar las pretensiones de la primera pareja, haciendo que las máscaras de cordialidad se deslicen. Lo que comienza como una reunión civil pronto se transforma en un caos total, lleno de recriminaciones, viejos resentimientos y explosiones de risa y rabia.
Entre un vaso de vino y otro, los cuatro se ven empujados a confrontar no solo la crianza de sus hijos, sino también a sí mismos y sus propias nociones de la moralidad. En un juego de poder donde las reglas cambian constantemente, las viejas heridas se abren y el diálogo se convierte en una cruel batalla por el ego que dejará a todos preguntándose qué significa realmente ser un buen padre.