En un mundo donde la realidad es moldeada por las emociones humanas, un grupo de adolescentes en una pequeña ciudad costera descubre un antiguo artefacto que les permite manifestar sus sentimientos en el mundo físico. Tras un accidente que pone en peligro a uno de ellos, deciden utilizar este poder para mejorar sus vidas y las de quienes los rodean. Sin embargo, lo que comienza como un juego inocente pronto se convierte en un caos emocional.
Mientras los chicos, cada uno lidiando con sus propias inseguridades y conflictos internos, empiezan a generar “símbolos” que representan sus emociones, se dan cuenta de que hay un costo inesperado: cada emoción manifestada crea una ola de consecuencias en su entorno, afectando a sus seres queridos y a la dinámica de la comunidad. La alegría se transforma en euforia descontrolada, la tristeza en melancolía palpable y la ira en destrucción.
A medida que los adolescentes intentan gestionar este nuevo poder y sus efectos desastrosos, comienzan a cuestionarse sobre la autenticidad de la conexión emocional versus la superficialidad de los símbolos. En una trama que combina elementos de fantasía y drama juvenil, los personajes deben aprender a encontrar el equilibrio entre expresar sus emociones y asumir la responsabilidad de sus acciones. Al enfrentarse a una crisis colectiva, descubrirán que, a veces, lo que verdaderamente importa no es lo que podemos ver, sino las emociones invisibles que nos unen como humanos.