Tony Lip, un rudo guardaespaldas italoamericano, es contratado como chofer del pianista negro Don Shirley durante un tour por el Sur Profundo, emprendiendo un viaje que los adentra en un territorio en el que predomina el racismo y la segregación.
Un esquema Ponzi envía a George Needleman y a su familia a Protección de Testigos, en un lugar donde nadie podría encontrarlos: el hogar de Madea, un refugio... de todo tipo.
Mia ya está preparada para ser princesa de Genovia. Sin embargo, nada más instalarse en el Palacio Real con su bella y sabia abuela, la Reina Clarisse, se entera de que tendrá que prepararse inmediatamente para ser reina. Pero, entonces, tendrá que afrontar un peliagudo problema: en Genovia hay una ley que establece que las princesas tienen que casarse antes de ser coronadas; así que Mia tendrá que soportar un desfile de pretendientes cuya única aspiración es ocupar el trono.