En un pequeño pueblo de Oklahoma, una madre divorciada, Callie, y sus dos hijos, Phoebe y Trevor, se mudan a la misteriosa casa que heredaron de su abuelo, un desconocido para ellos. Pronto, los tres comienzan a descubrir secretos ocultos en el hogar de su ancestro, que guardan un vínculo asombroso con el pasado de los cazafantasmas. Phoebe, una brillante y algo nerd adolescente, encuentra una antigua trampa y un equipo de ciencia que no parecen ser del todo normales. Mientras tanto, Trevor se siente atraído por un viejo coche de policía, que resulta ser el icónico Ecto-1.

Un estudiante de Princeton, que se siente frustrado con las deudas de su matrícula, se ve atraído por el mundo del póker en línea. Después de perder una pequeña fortuna en una partida, se siente engañado y decide viajar a Costa Rica para enfrentarse al jefe de la operación, un astuto empresario llamado Ivan Block. Al llegar, descubre que la vida en el centro de apuestas es mucho más atractiva de lo que imaginaba, rodeado de lujos y deslumbrantes fiestas.

En esta alocada secuela, los desastres de la pandilla de amigos llegan a un punto culminante cuando se encuentran en una situación más que complicada. Tras los desastres de Las Vegas y Tailandia, el grupo se ha distanciado un poco, pero la magia de la locura sigue presente. Alan, el alocado amigo de la pandilla, atraviesa un momento difícil tras la muerte de su padre, y como parte de su terapia, sus amigos deciden llevarlo a un centro de rehabilitación.

Un grupo de adolescentes decidió que su último año de secundaria merecía una celebración épica. Así que, con la ayuda de un amigo que se siente como un fracasado social, deciden organizar una fiesta en casa de uno de ellos, donde la idea es que sea una noche para recordar... o para olvidar, dependiendo de cómo se vea. Sin embargo, lo que comenzaba como una reunión más o menos tranquila rápidamente se transforma en un torbellino de locura.