Una atleta (Katharine Hepburn) y un mánager (Spencer Tracy) son los protagonistas de esta comedia romántica con partidos de tenis, golf y mucha química.
Antes de conocer a la aspirante a actriz Cathy Seldon, el ídolo del cine mudo Don Lockwood pensaba que lo tenía todo; fama, fortuna y éxito. Pero, tras conocerla, se da cuenta de que ella es lo que realmente faltaba en su vida. Con el nacimiento del cine sonoro, Don quiere filmar los musicales con Kathy, pero entre ambos se interpone la reina del cine mudo Lina Lamont.
Un tiránico y manipulador productor de cine (Kirk Douglas), que ha caído en desgracia, pide ayuda a un director (Barry Sullivan), a una actriz (Lana Turner) y a un guionista (Dick Powell), a los que ayudó a triunfar, pero que tienen sobradas razones para detestarlo. Los tres le reprocharán su falta de escrúpulos para alcanzar el éxito sin reparar en las personas a las que traicionaba o engañaba.
La cosecha ha sido un poco escasa en la granja Falbury: judías, heno… y canciones. Jane Falbury es una granjera que agarra un tremendo berrinche cuando su hermana, aspirante a actriz, se presenta en su casa con una compañía teatral que pretende montar un musical en el granero.
Dos muchachas de Boston deciden trasladarse a Nueva York. Una de ellas trabaja como cantante en el local de un viejo amigo de la familia, mientras que la otra se enamora del hijo de un importante mecenas de la ópera.
Durante la Gran Depresión de los años 30, Frank Chambers (John Garfield), un hombre que vaga sin rumbo, empieza a trabajar en un bar de carretera, regentado por un hombre mayor y por Cora (Lana Turner), su joven, bella e infeliz esposa. Pronto Frank y Cora comienzan a sentirse atraídos el uno por el otro.