En la década de 1940, una enfermera australiana, apasionada y decidida, se encuentra en medio de una lucha desesperada contra la poliomielitis, una enfermedad devastadora que afecta a niños y adultos por igual. Al regresar a su país natal tras una estancia en Estados Unidos, su enfoque innovador y poco convencional para tratar a los pacientes no solo conmueve, sino que también desafía las normas establecidas de la medicina de la época.