El 16 de mayo de 1937, el dirigible alemán Hindenburg, gloria de la Alemania nazi, vuela hacia Nueva York con una bomba de relojería. Los esfuerzos del coronel Ritter (George C. Scott), héroe de la Luftwaffe, para desactivarla son inútiles.
Un temblor de tierra similar a los que con frecuencia sufre la ciudad de Los Ángeles fue la primera señal de alarma. Un joven sismólogo lo había pronosticado como preludio de un terremoto de gran intensidad. Horas después, cuando se produjo un segundo temblor, los técnicos ya no albergaron ninguna duda: la catástrofe era inminente. Hubo que avisar al Alcalde, pero éste no se atrevió a dar la orden de evacuación por temor a que el pánico se apoderará de la población, se limitó simplemente a tomar medidas preventivas.
Los principales asesinos de la ciudad están siendo asesinados en San Francisco. Uno a uno, los criminales que han escapado de una acción judicial están recibiendo la justicia que merecen, un tipo de justicia que haría pensar que el detective de homicidios Harry Callahan está utilizando sus métodos implacables. Pero los asesinos han juzgado mal a Harry, que deberá enfrentarse esta vez a un inesperado escuadrón de la muerte que lleva placa policial. Su enemigo verdadero es el sistema. Pero Harry ha jurado proteger el sistema con su Magnum 44.