En una Inglaterra de finales de los años 70, la vida del joven Ian Curtis es un torbellino de emociones y confusión. Mientras lucha por encontrar su lugar en un mundo que parece cada vez más caótico, se convierte en el cantante principal de una banda emergente llamada Joy Division. La música se convierte en su refugio, pero también en un espejo que refleja sus demonios internos. A medida que el grupo comienza a ganar reconocimiento, la presión del éxito se vuelve abrumadora, y Ian se siente atrapado entre las expectativas de su carrera y las complicaciones de su vida personal.
Su matrimonio con Deborah es tumultuoso, marcado por la distancia emocional y las infidelidades. La relación de Ian con la joven Annik es un rayo de luz, pero también un motivo de dolor, ya que se debate entre el amor y la culpa. La lucha de Ian con la depresión y su epilepsia lo lleva a un estado de vulnerabilidad extrema, y la música, que debería ser su salvación, se convierte en un recordatorio de su propia fragilidad.
A medida que los shows en vivo se convierten en una forma de escapar, la línea entre el artista y el hombre se diluye. Ian se sumerge en una espiral descendente, enfrentando decisiones que lo llevarán a un trágico desenlace. En este retrato visceral de la vida de un ícono, la lucha por la autenticidad y la búsqueda del amor se convierten en el hilo conductor de una existencia que brilló intensamente, pero que también se consumió demasiado rápido.