En el Londres victoriano, un joven y apuesto artista llamado Dorian Gray se convierte en la musa del renombrado pintor Basil Hallward. Durante una sesión de pintura, Dorian se siente fascinado por su propia belleza y, embelesado por una vida de placeres hedonistas, realiza un deseo oscuro: anhelar que su retrato envejezca en su lugar mientras él conserva su juventud y atractivo. Junto a la influencia seductora de Lord Henry Wotton, un dandi cínico que disfruta de la vida sin restricciones morales, Dorian se lanza a un mundo de excesos, lujuria y descontrol.
Mientras su alma se corrompe, el retrato de Dorian en el taller de Basil comienza a reflejar los estragos de su vida desenfrenada: su mirada se vuelve sombría, y su rostro se llena de cicatrices emocionales. Cada acto de crueldad, cada pecado oculto, intensifica la deformidad del retrato, al que Dorian se aferra con terror. Sumido en la paranoia y el hedonismo, empieza a entender el alto costo de su deseo, mientras las consecuencias de sus acciones lo persiguen implacablemente.
El ambiente enrarecido que envuelve a Dorian y los dilemas morales que enfrenta llevan a un clímax inevitable. En su desesperación por proteger su frágil exterior, Dorian se da cuenta de que no hay forma de escapar de la sombra de su propia conciencia, un viaje oscuro que pone a prueba los límites del alma humana.