En el bullicioso Londres de los años 70, un hombre llamado Robert Rusk parece llevar una vida normal como comerciante de frutas. Sin embargo, su existencia da un giro oscuro cuando una serie de asesinatos brutalmente violentos comienzan a sembrar el pánico en la ciudad. A medida que las investigaciones de la policía avanzan, la atención se centra en un joven sospechoso, quien, por pura casualidad, se encuentra involucrado en el espiral de acontecimientos.
La trama se complica cuando este joven, un ingeniero de sonido llamado Richard, se convierte inesperadamente en el principal sospechoso de los crímenes, a pesar de su inocencia. Mientras intenta limpiar su nombre, Richard se ve arrastrado a una compleja red de intrigas y traiciones que lo empujan cada vez más hacia el abismo. La tensión aumenta a medida que descubre pistas ocultas y secretos oscuros sobre las personas que lo rodean, incluyendo a su intrigante amante, quien esconde más de lo que parece.
Con un estilo visual distintivo y la maestría narrativa de su director, la historia se despliega en un ambiente cargado de suspense, donde el daño colateral de la violencia y la locura se entrelazan. La película desafía las percepciones de lo que es el mal y lo que es la locura, mientras Richard lucha por su libertad. Con giros inesperados y momentos de gran tensión, esta montaña rusa emocional mantiene a los espectadores al borde de sus asientos hasta el impactante desenlace.