En un pequeño y pintoresco pueblo francés, la vida parece fluir con la misma calma que el río que lo rodea. El cartero, un tipo entusiasta y algo torpe llamado François, es un hombre lleno de ilusión que sueña con la llegada del progreso y la modernidad. Al enterarse de que en un pueblo vecino se celebra un espectáculo de circo con impresionantes acrobacias y técnicas avanzadas, François se entusiasma y decide que es el momento de llevar un poco de ese espíritu a su propio hogar.
Con un deseo desmedido de impresionar a sus vecinos y mejorar la calidad de su trabajo, François se obsesiona con la idea de modernizar su manera de repartir el correo. Mientras sus experiencias cómicas y torpes desde su bicicleta se multiplican, el pueblo comienza a reirse de su ingenuidad. Sin embargo, el entusiasmo de François es contagioso, y pronto los habitantes empiezan a unirse a su visión de un pueblo más animado y lleno de vida.
A medida que avanza la historia, se desarrollan una serie de mishaps hilarantes, donde los intentos de François de implementar sus grandes ideas se convierten en un espectáculo que es tanto una celebración como un reflejo de la vida cotidiana. La película, con su tono ligero y su humor visual, captura la esencia de las pequeñas cosas que hacen que la vida sea especial, recordándonos que, a veces, la sencillez es la verdadera clave de la felicidad.