En la atmósfera oscura y melancólica del París de finales de los años 50, el célebre detective Jules Amedee Francois Maigret se enfrenta a un misterio que desafía incluso su astuta mente. La historia comienza cuando Maigret recibe una inesperada llamada desde el pueblo de Saint-Fiacre, donde ha regresado el hijo de una familia influyente. Al llegar, descubre la impactante muerte de la condesa de Saint-Fiacre, una mujer venerada y temida en igual medida.
A medida que profundiza en la investigación, Maigret se adentra en la compleja red de relaciones y secretos que rodean a la nobleza local. La atmósfera se vuelve tensa, ya que los oscuros pasados y las rencillas familiares emergen a la superficie. El detective se ve obligado a navegar entre mentiras y verdades incómodas, mientras se da cuenta de que el caso no es solo un simple asesinato, sino un reflejo de las viejas rencillas que han marcado a la aristocracia.
A lo largo de su búsqueda, Maigret cuenta con la ayuda de los habitantes del pueblo, quienes, aunque temen hablar, tienen mucho que revelar. La investigación lleva al detective a confrontar sus propias percepciones sobre la justicia y la moralidad, cuestionando si todos los crímenes pueden resolverse y si el pasado puede realmente ser enterrado. Con cada revelación, el telón se levanta sobre la desdicha humana, dejando a Maigret ante un enigma que puede cambiarlo todo.