En un vibrante y caótico Los Ángeles de los años 90, dos policías, el carismático Joe y su serio compañero, se encuentran en medio de una guerra entre bandas de narcotraficantes. Con un trasfondo de karate y una buena dosis de humor absurdo, Joe, un ex-samurái convertido en detective, es el tipo de chico que no sigue las reglas, pero siempre tiene la mejor técnica en artes marciales. Al llegar a la ciudad, se ve envuelto en un lío monumental: el temido jefe de la mafia, Yamata, y su pandilla de criminales despiadados están causando estragos.
Mientras Joe intenta desmantelar la organización criminal, su despampanante estilo de vida y su habilidad con la espada lo convierten en un imán para los problemas. Entre escenas de acción ridículas, diálogos poco convincentes y un sinfín de clichés del cine de los 80, Joe se encuentra en un tira y afloja constante con la ley, así como con su grupo de aliados un tanto excéntrico, que incluye a una pintoresca mujer que también busca venganza.
Con un humor tan involuntario que hace reír a carcajadas, la historia nos lleva a través de situaciones absurdas que desdibujan las líneas entre el bien y el mal. A medida que la tensión aumenta, las peleas y los giros inesperados se entrelazan, llevando al público en un viaje divertido y a menudo surrealista hacia la justicia, al mismo tiempo que salta entre la seriedad y lo completamente ridículo.