En un viaje poético e introspectivo, un cineasta se sumerge en la exploración de los recuerdos y la percepción del tiempo. A través de la correspondencia visual de un amigo que ha viajado a Japón y otras partes del mundo, el relato se convierte en un collage de imágenes que desafían la noción tradicional de la narrativa cinematográfica. Mientras el narrador reflexiona sobre las distintas culturas que ha encontrado, se cuestiona la naturaleza fugaz de la memoria y los vínculos humanos.
Las vistas de Tokio, las ceremonias tradicionales, los paisajes naturales y la vida cotidiana se entrelazan con fragmentos de reflexiones filosóficas y recuerdos de la infancia, creando una experiencia sensorial que trasciende las palabras. El cineasta se siente cautivado por la belleza de lo mundano, al mismo tiempo que lucha con la tristeza de la pérdida y la inevitabilidad del paso del tiempo.
Las imágenes se desarrollan como un sueño, llevando al espectador por un viaje que mezcla el documental con la ficción, y permitiendo una visión íntima de la vida y la muerte, lo antiguo y lo moderno, lo real y lo imaginario. En medio de esta travesía visual, se plantea una pregunta fundamental: ¿cómo las experiencias vividas y los recuerdos moldean nuestra comprensión del mundo, y qué significa realmente recordar? Sin ofrecer respuestas fáciles, esta obra invita a la reflexión, llevando a los espectadores a cuestionar su propia existencia y el significado del tiempo.