En esta comedia romántica de los años 30, seguimos las desventuras de un joven romántico y algo torpe, que se embarca en un viaje en tren para conocer a su amada. A bordo del lujoso expreso que atraviesa paisajes impresionantes, nuestro protagonista se ve envuelto en una serie de enredos cómicos que incluyen malentendidos, personajes excéntricos y, por supuesto, un poco de romanticismo.
Mientras intenta impresionar a la bella pasajera que ha capturado su corazón, las cosas no salen como él planeaba. Un vagón lleno de artistas, un detective algo despistado y una serie de robos inusuales acentúan la atmósfera de caos y humor. Entre persecuciones, momentos de tensión y varios intentos de golpe de suerte, nuestro héroe debe no solo luchar por el amor de su vida, sino también resolver un misterioso crimen que se desarrolla a su alrededor.
El tren, que es casi un personaje en sí mismo, ofrece un telón de fondo perfecto para esta combinación de romance y comedia. Con diálogos ingeniosos y situaciones absurdas, la película atrapa al espectador en un torbellino de emociones. A medida que la trama avanza, queda claro que, a pesar de los obstáculos y las situaciones locas, el amor puede prevalecer incluso en los trenes más alocados. Con un reparto encantador y memorables escenas, este clásico es una joya del cine que mantiene su frescura y carisma a través de los años.