En una Berlín fría y gris, un hombre llamado Bruno vive una vida de desilusión y desesperanza. Tras salir de un centro psiquiátrico, intenta reintegrarse en la sociedad, pero la vida en la ciudad parece ser un laberinto de obstáculos. Bruno, interpretado con una mezcla de fragilidad y determinación, se enfrenta a las duras realidades de la vida en la Alemania de los años 70: el trabajo escasea y la conexión humana es casi nula.
Junto a él, su amiga nightclubera, una mujer que busca escapar de sus propios demonios y el enigmático pero tierno anciano Scheitz, deciden emprender un viaje hacia Estados Unidos con la esperanza de encontrar una vida mejor. Al llegar a la pequeña ciudad de Wisconsin, Bruno descubre la vida en América no es tan idílica como se había imaginado. La cultura del consumismo y la superficialidad empezarán a desdibujar sus sueños.
A medida que avanza la historia, los personajes luchan por encontrar su lugar en un mundo que parece no tenerles cabida. La película utiliza un estilo casi documental, capturando la esencia de la soledad y el absurdo en la búsqueda de la felicidad. Con un tono melancólico y a menudo surrealista, la narración se convierte en una reflexión profunda sobre el sentido de pertenencia y la búsqueda de un propósito en la vida. En el fondo, es una historia sobre la lucha incesante del ser humano por vivir y encontrar su lugar en un mundo indiferente.