En un pequeño pueblo de España, un grupo de campesinos se ve atrapado en un enredo político cuando deciden hacer una protesta por la escasez de recursos y el desprecio de las autoridades. La situación se intensifica cuando un excéntrico ministro llega de visita para inspeccionar el estado del campo. Lo que comienza como una simple inspección se convierte rápidamente en una comedia de enredos, con los lugareños intentando impresionar al político al tiempo que ocultan la cruda realidad de su vida cotidiana.
El ministro, interpretado por un carismático actor de la época, es un personaje pintoresco y un tanto ingenuo, que no sabe a qué se enfrenta en este pueblo lleno de personajes entrañables. Entre ellos, destaca una mujer fuerte que lucha por los derechos de su comunidad, y un joven idealista que se enamora perdidamente de ella. A medida que se desarrollan los eventos, la falta de comunicación y los malentendidos dan pie a situaciones hilarantes, donde los campesinos tratan de mostrarse ante el ministro como dignos y prósperos, mientras que la realidad se escapa de las manos.
Con un tono satírico que critica las estructuras del poder y las relaciones entre clases sociales, la película ofrece una mirada divertida a la dignidad del ser humano frente a la burocracia. En un giro final inesperado, los campesinos se unen para hacer frente a la situación, mostrando que el poder del pueblo puede cambiar las cosas, incluso en las circunstancias más absurdas.