Un submarino ruso encalla en un tranquilo lugar de la costa de los Estados Unidos. La tripulación desembarca para pedir ayuda, pero los habitantes del pueblo los toman por invasores.
Jane Osgood (Doris Day) tiene dos hijos e intenta salir adelante gracias a un pequeño negocio de venta de langostas. Pero cuando uno de sus pedidos queda olvidado en la estación del tren, el negocio se va a pique. Jane responsabiliza entonces al dueño de la compañía de ferrocarriles (Ernie Kovacs) y, con la ayuda de su amigo y abogado George Denham (Jack Lemmon), le pone una demanda.
Durante un hermoso día de otoño, en un idílico rincón campestre de Vermont, se oyen tres disparos, y aparece un cadáver, el de Harry. Un viejo capitán (Edmund Gwenn) que cree que se trata de un accidente de caza del que se siente responsable, entierra, desentierra y transporta varias veces el cadáver sobre cuya identidad se interrogan con perplejidad una solterona, un médico miope y un pintor abstracto (John Forsythe).