En un mundo sombrío y enigmático, una figura masculina, que se presenta casi como un dios moribundo, es testigo de su propia destrucción. A través de una serie de imágenes crudas y perturbadoras, esta criatura, que se descompone lentamente ante nuestros ojos, da a luz a un ser femenino, la representación de la vida en medio de la muerte. La atmósfera oscura se apodera de todo, con paisajes desoladores y un blanco y negro que intensifica la sensación de pesadilla.
La joven, marcada por un destino terrible, se encuentra en un viaje tortuoso, rodeada de presencia ominosa y fuerzas sobrenaturales que anhelan su existencia. A medida que ella lucha por sobrevivir en este paisaje post-apocalíptico y lleno de violencia, se topa con un ciclo interminable de nacimiento, muerte y renacimiento. La imagen de esta mujer, frágil pero feroz, se convierte en el centro de una narrativa única que florece en la metáfora sobre la creación y la aniquilación.
Con un estilo visual experimental que recuerda más a un viaje onírico que a una narrativa convencional, la película desafía las convenciones del cine. Se convierte en una experiencia introspectiva que obliga al espectador a confrontar sus propias interpretaciones de la vida, la muerte y lo que significa realmente "ser". A través de sonidos inquietantes y paisajes visuales impactantes, se plantea la pregunta: ¿puede la vida florecer en medio de la devastación?