En un Londres decadente y bohemio, un joven llamado Dorian Gray se ve atrapado en un mundo de excesos y superficialidad. Es un atractivo aristócrata que, al ser retratado por el talentoso pintor Basil Hallward, queda fascinado por la belleza de su imagen en el lienzo. Cuando Dorian escucha al enigmático Lord Henry Wotton hablar sobre la búsqueda del placer y la juventud eterna, un deseo oscuro y egoísta emerge en él: desea que la pintura envejezca en su lugar mientras él se sumerge en una vida hedonista llena de excesos.
Poco a poco, Dorian se deja arrastrar por el vórtice de su propia vanidad, y tras una serie de decisiones cuestionables, se convierte en un ser desalmado, atrapado en un ciclo de indulgencia que lo lleva a cruzar límites morales. A medida que su vida se torna cada vez más oscura, la pintura que refleja su alma se convierte en un recordatorio de las atrocidades que ha cometido: su rostro en el lienzo se transforma en una imagen grotesca, mientras que él físicamente conserva su juventud.
Con cada acto de egoísmo y crueldad, Dorian pierde lo poco que queda de su humanidad, llevándolo a una inevitable confrontación con las consecuencias de sus elecciones. A medida que se desata un torbellino de tragedia y desesperación, el joven debe enfrentar la oscura verdad sobre sí mismo y lo que realmente significa ser humano en un mundo que valora la apariencia sobre la esencia.