En un remoto pueblo de Alaska, donde el sol apenas se esconde en la noche, un detective de homicidios de Los Ángeles es enviado para investigar el asesinato de una adolescente. La atmósfera pesada y la falta de oscuridad provocan en él una inquietante incapacidad para dormir, lo que complica aún más su ya tensa situación emocional. A medida que se adentra en el caso, la peculiaridad del entorno y el sol constante empiezan a jugar con su percepción, llevándolo a una profunda confusión moral y psicológica.
Con el tiempo, el detective se encuentra en una lucha no solo contra el tiempo, sino también contra sus propios demonios internos. A medida que interroga a los habitantes del pueblo y a los amigos de la víctima, descubre que hay más en la historia de lo que parece, y sus propios errores empiezan a salir a la luz. La presión aumenta cuando el asesino, un astuto escritor que se convierte en su juego del gato y el ratón, comienza a manipular la situación, lo que obliga al detective a tomar decisiones cada vez más drásticas.
La intriga se intensifica y el delirio del protagonista se profundiza, dejando al espectador al borde del asiento, cuestionándose quién es realmente el cazador y quién es la presa. En un giro inesperado, el caos se convierte en una revelación fascinante, llevando la narrativa a un desenlace que hace eco en la mente del espectador mucho después de que los créditos comienzan a rodar.